Otra mirada acerca de las personas Depresivas
Tenemos hartos depresivos a nuestro alrededor, al
parecer la realidad es bastante dura para ser felices, sobre todo en Santiago
que tiene una vida tan desordenada y en soledad en algunos casos.
El stress por las distancias, mala distribución del
trabajo y del horario de éste, la naturaleza criticona y negativa de todos, la
falta de afecto, el atochamiento diario, la poca comunicación con los seres
queridos, la falta de diversión o entretenimiento, la frustración por el no
logro de algún objetivo nos afecta muchísimo. La casi nula educación deportiva
de los chilenos, en su mayoría sedentarios, la falta de tiempo a veces para
hacer lo que queremos y la poca dedicación que
le damos al cuidado personal son algunos de los factores que producen depresión en la
población
En otras regiones del país, afecta el clima, el aislamiento,
la soledad, la falta de oportunidades que tienen que ver con desarrollar otras
áreas de la vida, las pocas posibilidades de desarrollo.
Hay también personas que tienen un carácter depresivo y
ven la vida en tonos de gris
permanentemente, como si nada bueno que
le pase o que logre es suficiente para verla en colores y que vivan
donde vivan serán iguales, tendrán una tendencia clarísima a sentirse mal.
Y hay otras tantas que no son depresivos pero que
reaccionan deprimiéndose frente algunos eventos o circunstancias.
Para ambos casos hay cosas que son comunes, como el
sentirse desganado, desconcentrado, sin esperanzas, poco querido, durmiendo
mucho o muy poco, angustiado, agobiado, comiendo mal (poco o en exceso),
irritable.
Depresión es lo
que llama Adriana Schnake “la enfermedad de los omnipotentes”, y explica que
nos deprimimos al ver un anhelo frustrado, al no conseguir el objetivo
autoimpuesto sintiendo que somos tan capaces de llegar a él sea cual sea.
El depresivo puede ser una persona perfeccionista que
necesita ser reconocido , de manera que cuando
hace algo mal, lo que surge es la culpa, se siente responsable que las
cosas no hayan resultado, de haberse equivocado. No hay razón que les haga revivir, ni querer
mejorar. Están metidos en un profundo pozo negro, donde no hay por dónde
escalar y la luz se ve demasiado lejos, haciéndose inalcanzable a ellos, no
tienen fuerzas para llegar a ella.
Los que rodean al
depresivo pierden la paciencia porque no lo entienden y quieren que “piense” de
otra forma para salir de este estado. Claro que hay una relación entre
pensamiento positivo y estar sano, pero en estos casos, no es suficiente, es
como si una fuerza interior negativa y autodestructiva los anclara en el pozo
negro sin poder salir.
Creo que un punto importante es el tema de ser
autodestructivo, que cuando perdemos algo, alguien, una condición, una
situación sintamos que no valemos la pena y que activemos esta facultad de
autodestruirnos sí o sí, como diciéndonos, “no lo logro, no soy bueno, no me
merezco nada, soy una mugre, no sirvo para nada, estoy demás en esta tierra,
todos estarían felices sin mi, ¿¡para qué estoy aquí?! Además, esto que sucede
es culpa mía, porque no fui capaz de hacer...o de decir...porque metí las patas
donde no debía, me equivoqué, etc.”
De ahí viene que la
desesperanza y la muy baja autovalía hacen que la persona ni siquiera desee
hablar, siente que tiene nada que aportar y se visualiza en cualquier lugar
mal, por lo tanto, mejor quedarse en su propio espacio. Se aísla para estar a
solas con su profunda angustia y pesar sin pedir ayuda.
Hay ocasiones en que las personas no saben por qué están
tristes, desanimadas, deprimidas, no saben de las razones que las llevaron a
esta enfermedad.
Hay
otras que una vez llegada la Primavera se empiezan a sentir mal, se acaba la
época invernal y ya no hay justificación para estar enclaustrado, viene el buen
clima y la vida se hacer hermosa a
la vista, es tiempo de
cuestionamientos personales acerca de la soledad, los amigos, los anhelos de
vida y lo logrado...Malos tiempos para algunos...incomprensible para otros.
Existen diversas formas de salir de una depresión,
medicamentos y terapias complementarias en este tema se llevan muy bien. Bueno
es en estos casos hacer algún tipo de ejercicio que nos haga desprendernos de
la rabia que tenemos, al mismo tiempo sanar emocionalmente es vital, de manera
de entender qué nos sucedió, cómo reaccionamos y hacer el cambio necesario para
evitar que se vuelva a instalar en nosotros
una depresión. Importantes son las terapias en estos casos, los remedios
sólo solucionan los desequilibrios químicos producidos, el resto lo repara una
buena mirada sobre si mismo.
Marcela Pezoa Bissières
Terapeuta
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